Pierre Fabre Dermocosmetique: cuando la ciencia, la piel y la ética se encuentran

En los últimos años, el mercado de la dermocosmética ha crecido a un ritmo casi vertiginoso a nivel mundial y, por supuesto, en Chile. Frente a todo este movimiento, hay un nombre que destaca por su trayectoria y por la coherencia entre lo que dice, lo que hace y lo que entrega: Pierre Fabre Dermocosmetique.
Si bien tienen más de 20 años de presencia en nuestro país, la historia de esta empresa nace de una acción muy simple, un botánico creando soluciones para sus clientes. Pierre Fabre abrió en 1951 su farmacia en Castres y comenzó a preparar fórmulas en un pequeño laboratorio trasero, sembrando la primera semilla de lo que luego se convertiría en dermocosmética.
La dermocosmética antes de que fuera una tendencia
Actualmente la palabra dermocosmética se ha vuelto común, incluso comercial. Pero en 1965, cuando los Laboratorios Pierre Fabre la introdujeron, representaba un cambio radical al unir la ciencia dermatológica con la experiencia cosmética. El foco no era solo la belleza, era la salud.
Años más tarde, la adquisición de la estación termal de Avène-les-Bains, un lugar donde por siglos se habían tratado afecciones de la piel, terminó de cimentar su atributo diferenciador de estudiar la naturaleza con rigor para hacer ciencia.
De eso nace Eau Thermale Avène, hoy una de las marcas más recomendadas por dermatólogos en el mundo. Pero siguieron avanzando ya considerando la innovación en sus laboratorios como una oportunidad para mejorar la vida de las personas. Comprender la piel y examinar ingredientes con rigurosidad, desde activos botánicos cuidadosamente cultivados hasta tecnologías dermatológicas avanzadas, en pos de un desarrollo tanto científico, como humano.
Pierre Fabre es el segundo laboratorio dermocosmético más grande del mundo, con una cartera que incluye varias franquicias médicas y marcas internacionales, entre ellas Pierre Fabre Oncology, Pierre Fabre Dermatology, Eau Thermale Avène, Klorane, Ducray, René Furterer, A-Derma, Darrow, Glytone, Naturactive y Pierre Fabre Oral Care.
Su crecimiento no los ha alejado de la responsabilidad social. Desde 1999 existe la Fundación Pierre Fabre, dedicada a mejorar el acceso a la salud en el Sur Global, principalmente en África.
¿Y Chile? Una historia que recién comienza
La filial chilena abrió en 2014, y en solo una década se ha consolidado como un actor respetado por dermatólogos, clínicas y consumidores informados. Bajo el liderazgo de Pamela Izquierdo, el equipo cuenta con 44 colaboradores y trabaja con tres marcas que ya forman parte del día a día de miles de chilenos: Eau Thermale Avène, Ducray y Darrow.
Sus productos están presentes en las principales cadenas de farmacias, retail, e-commerce y clínicas, pero más allá de su distribución, lo que realmente ha generado es confianza al cuidar la piel como un acto de cuidado humano.
Por eso, en un mundo que avanza rápido y navega en tendencias, Pierre Fabre insiste en un principio simple, casi conmovedor: “cada vez que cuidamos de una sola persona, hacemos del mundo un lugar mejor”.